Los componentes de la gramática son muy importantes para las personas, ya que sería la forma correcta de comunicarnos con los demás.
¿Qué son los componentes de la gramática?
Hay palabras en las que se encierra una carga negativa. Gramática es un vocablo que se emplea en muy pocas ocasiones, pero siempre en un contexto adverso, tal como: «¿Para qué sirve la gramática?» «Yo no sé nada de gramática ni me interesa.»
A esto se agrega cierto remordimiento: «Tal vez no logre nunca un ascenso por mi ignorancia gramatical, mi mala ortografía… porque no sé redactar.»
Habría que esforzarse por neutralizar toda esa carga negativa y convertirla en positiva mediante un esfuerzo pero constante.
¿Por qué son importantes los componentes de la gramática?
Los seres humanos inventaron el lenguaje porque sentían la necesidad de comunicarse unos con otros. Es evidente que también los animales de una misma especie se comunican entre sí, pero carecen de un lenguaje articulado. Por ejemplo, las abejas son capaces de intercambiar informaciòn por medio de diferentes vuelos; bajo el agua del mar, las ballenas producen sonidos que sus congéneres interpretan correctamente.
Señales
En la carretera aparecen señales que pueden ser comprendidas claramente por hablantes de distintos idiomas: flechas que señalan el camino, una X que significa «no hay paso», un dibujo de piedras que caen por una ladera para indicar el peligro de derrumbes.
Este tipo de señales físicas sirve para el intercambio de información concreta, pero no de información abstracta, de modo que el ser humano creó el lenguaje articulado para expresar pensamientos, ideas y conceptos que no podían ser transmitidos por señas, ademanes ni gritos inarticulados, por ejemplo, los conceptos de bondad, belleza, fidelidad. Y una vez que existió el lenguaje, se le dio una gramática.
¿Era esto necesario?
Evidentemente lo era, pues un lenguaje sin reglas sería hablado por cada quien a su manera y dejaría de ser un elemento de comunicación para convertirse en causa de confusión. Recordemos el caos que se produjo en la Torre de Babel cuando cada uno de los participantes en la obra comenzó a hablar un idioma distinto. Una lengua sin gramática, con cada uno de los hablantes expresándose a su capricho, produciría un desorden babélico.
El lenguaje articulado, característico de la comunicación humana, da nacimiento al discurso.
El discurso y sus partes.
Diez acepciones de la palabra «discurso» ofrece el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE).
Discurso: Serie de las palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o siente. «Y frase es un «conjunto de palabras que basta para formar sentido, y especialmente cuando no llega a constituir una oraciòn cabal. «Por ejemplo, frases son: Buenos días, ¿Qué tal? ¡Hola! Muchas gracias. Hasta mañana.
Segundo significado: Palabra o conjunto de palabras con que se expresa un concepto cabal. Por ejemplo, oraciones son: «El sol brilla. Las reses están en el campo. Todos viajamos en tren. Mi hermano se ha comprado un automóvil.
Así pues, llamamos discurso a la actividad que consiste en expresar un pensamiento completo, ya sea mediante el empleo de frases, de oraciones o de ambas, como cuando decimos: «Bienvenido, ¿qué tal el viaje?» «Llegas muy cansado. Ven conmigo a tomar un café.»
El sustantivo o nombre.
Hay dos tipos de palabras que, por su naturaleza, son sustantivos: el nombre y el pronombre.
El sustantivo es la clase de palabra caracterizada por poseer género gramatical y variación de un número (DRAE).
Hay nombres que son sustantivos comunes, como árbol, animal, humanidad; y hay nombres propios, que corresponden a personas o cosas determinadas y las distinguen de su especie o clase: el (río) Nazas, (la cordillera de) los Andes, (el señor) López.
El género.
En español existen tres géneros: masculino, femenino y neutro, y los nombres y pronombres sustantivos se dividen, Por lo tanto, en masculinos, femeninos y neutros.
Género Masculino
Al género masculino corresponden, evidentemente, los sustantivos que se aplican al sexo masculino: hombre, animal macho, y también a objetos inanimados carentes de sexo pero que el uso ha dado en considerar masculinos: balcón, sol, mar, ladrillo…
Generalmente, asociamos a la idea de masculino las terminaciones en o de los nombres comunes: armario, ladrillo, caserío, médico, abogado. Pero hay excepciones tales como: la libido, Rosario, la mano y la nao.
Género femenino.
El género femenino abarca a todos los seres de sexo femenino –mujer, niña, leona– y objetos y conceptos que tradicionalmente se clasifican como femeninos, aun sin tener características sexuales: comisión, carne, felicidad.
Podríamos decir que las palabras del género femenino son las terminadas en a: ama, casa, cama, ánima, colina, montaña. Ahora bien, si el femenino por excelencia, mujer, no termina en a, es natural que también aquí encontremos excepciones del género masculino terminadas en a, tales como: el programa, el diagrama, el morfema y muchas más.
En general, podemos afirmar que cuatro series de palabras pertenecen al género femenino: las que terminan en –dad (libertad, bondad, caridad, amistad, etcétera), las terminadas en –ción (nación, revolución, canción, adaptación, situación, etcétera) y las terminadas en –eza (belleza, alteza, bajeza, pereza) y en –nza (danza, templanza, alabanza).
Ambos géneros.
Hay también nombres ambiguos, sustantivos que se usan indiferentemente en femenino y en masculino: son palabras como artista, pianista, mar, azúcar, estadounidense, que suelen corresponder al masculino o al femenino, según el caso. Se dice también que son de género común.
Neutro.
En cuanto al neutro, lo encontramos en (lo) bueno, (lo) noble, (lo) infame, adjetivos convertidos en nombres mediante la anteposición del artículo neutro, y que suelen referirse a conceptos abstractos.
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Parte 2: Elementos de la gramática.